Otro partido más fuera de casa, el jugado por el Olímpico de Totana esta vez, en la tierra del vino. Comenzó el encuentro con mucho respeto por parte de ambos equipos pues no obstante, jugaban el séptimo clasificado –Jumilla-, contra el cuarto –Olímpico; y así se jugó toda la primera mitad del partido, donde lo más destacable fue un tiro al larguero de los totaneros y algún centro al área de los jumillanos que interceptó Ginés.
La segunda mitad sí tuvo más historia; y es que el Olímpico de Totana salió decidido a por el partido y los futbolistas mostraron otra cara en cuanto a velocidad de juego, búsqueda de espacios, presión al contrario para robarle el balón…En definitiva, un Olímpico anodino en la primera mitad y otro Olímpico ambicioso en la segunda.
Jugada tras jugada, el Jumilla se veía incapaz de parar el juego a ras de césped que realizaban los totaneros. Se creaba auténtico peligro que el portero local evitó con unas espectaculares paradas hasta que un pase interior al área fue perfectamente ejecutado por Cristian Mayol en un mano a mano con el portero.
A partir de ahí, el Olímpico hizo lo que debía y no cesó en su ambición de cerrar el partido. Tras alguna parada más del portero local, Maxi cabeceó a la red como mandan los cánones de un buen cabeceador un centro desde la izquierda, haciendo inútil la gran estirada del portero jumillano; era el cero a dos y quedaban veinte minutos.
El Jumilla no podía prácticamente acercarse al área visitante y tuvo que reconocer la superioridad totanera cuando después de alguna ocasión más por parte del Olímpico, Peri en otro de sus fantásticos disparos desde fuera del área ponía el marcador en un cero a tres.
Con tanta superioridad, Lillo quiso tener un detalle con el segundo portero Jose Ramón y le dio los últimos minutos del partido, justo cuando el Jumilla apretó más para ver si conseguía el gol del honor; llegó el minuto noventa y en un disparo ajustado al palo desde fuera del área, se cerró el marcador en el definitivo uno a tres que significaban tres puntos magníficos para meter al Olímpico de nuevo en uno de los tres puestos que darán el ascenso a Tercera División.
El Olímpico “B” fue superior a El Algar hasta que el trío arbitral rompió el partido pudiendo provocar un desorden público.
Los jóvenes totaneros jugaron el sábado en el Polideportivo “6 de Diciembre” un partido con dos caras. Jugaban el primer clasificado – Olímpico “B”- contra el segundo – El Algar- y lo cierto es que en la primera mitad se vio un partido de poder a poder en donde después de adelantarse en el marcador el conjunto visitante, los totaneros siguieron confiando en sí mismos y en su juego. Fruto de ello, llegó el empate por mediación de Jaime, llegando así al descanso.
La otra cara fea del encuentro comenzó a gestarse en la segunda mitad; en una acción reprobable por la propia acción y por el perjuicio que ocasionó a su equipo por parte del totanero Isra, el árbitro no tuvo más remedio que mostrarle la tarjeta roja directa.
Aún en inferioridad numérica, el Olímpico siguió en su empeño de ganar el partido y era superior a los de El Algar; precisamente en una de las llegadas de los totaneros al área contraria, Jaime fue derribado por atrás lo que originó el lógico penalti señalado por el colegiado, aunque si hubiera aplicado correctamente el reglamento, debió haber expulsado al defensa que cometió la infracción siendo el último jugador y cometiendo la entrada por atrás. Pedro Marín se encargó de materializar el penalti y adelantó así al conjunto totanero.
Un partido que transcurría con normalidad e incluso con belleza deportiva y una gran ocasión de Jaime para cerrar el resultado con un 3-1, fue arruinado a partir de este momento por parte del trío arbitral. Víctor vio la tarjeta roja directa, quedando con nueve jugadores los de Rai, en una disputa de balón en el centro del campo, sin haber tocado al contrario.
Inmediatamente, en la primera llegada de los algareños, estando los totaneros con dos menos, se produce un centro en un flagrante fuera de juego que se convirtió en gol que significó otra nueva igualada en el marcador y otra expulsión de un jugador local por protestar la ilegalidad del gol. Y así quedaron ocho totaneros para el resto de partido.
El línea que erró en esta jugada no fue el único en coger protagonismo, porque el de la banda contraria de una forma arbitraria e irresponsable, pidió que el árbitro desalojara a los espectadores que se encontraban detrás de una valla de metro y medio de altura, amenazando con no continuar el partido mientras no quedara vacía. Flagrante, nuevo error de conocimiento del reglamento por parte de los colegiados, porque lo que debió hacer si sentía cualquier tipo de amenaza era –según el reglamento- pedir fuerza pública. Hay que dar gracias al público que allí se encontraba de que desalojara pacíficamente el lugar donde disfrutaban del encuentro, porque de no haber sido así podría haberse originado un más que posible problema de desorden público provocado por la insensatez e ignorancia del trío arbitral.
El resto del partido se resume en dos lógicos tantos del conjunto visitante en superioridad de tres futbolistas y el protagonismo enfermizo del línea más próximo al banquillo local que lejos de atender al juego, persiguió a los suplentes locales expulsando y amonestando a varios de ellos.
La directiva del Olímpico presentará de forma oficial un recurso en donde dará a conocer al comité de competición de la federación murciana, el desconocimiento del reglamento por parte del trío arbitral, con riesgo de originar un desorden público.
Los juveniles consiguieron una contundente victoria (0-4), también en Jumilla
Clara victoria del Olímpico Juvenil el sábado en Jumilla, que parece que se ha acostumbrado a ganar fuera, lo que pierde en casa.
Tres goles de Petrov y uno de Jose fueron consolidando que los tres puntos se vinieran para casa y permiten que los juveniles totaneros no se desenganchen de los primeros puestos. Dos victorias consecutivas terminarán de dar moral a los jóvenes de Fary, y empezarán a creer que el ascenso es posible.